Todo es posible
Has tenido que cumplir cincuenta años para que veas a un negro en la Casablanca y sientas que al decirlo ni tú ni los que te lean o escuchen lo entienden como racismo, sino como todo lo contrario, porque la intención es la de la misma dignidad humana y la descripción de lo que dices evoca la memoria de Martin Luther King según la cual “todos los hombres deben de ser juzgados por sus capacidades y no por el color de su piel”.
Han pasado años e incluso muchas generaciones que dejaron todo en el camino –el mismo doctor King a quien leías antes de otras cosas- no han podido ver lo que tú ahora tienes ante ti, lo que se da en llamar un momento histórico. Si alguna vez ese dicho tiene razón de ser, circunscribiendo su significado al momento presente y no al pasado es ahora, cuando “todo es posible”. Esto sí forma parte de la historia, aunque sea en minúscula, porque afecta a millones de personas motivadas por los derechos civiles, necesitadas para ser tenidas en cuenta, golpeadas hasta la saciedad por injusticia y desamparo. No sabemos si en el fondo cambiará algo pero algo ya ha cambiado, aunque en la geografía profunda del sur que en las películas protagonizan un sheriff bruto, cuatro holgazanes y un hatajo de cobardes salpicados de odio y mentiras y en cuyas carreteras daría miedo que se te acabase la gasolina haya votado el mismo racismo que les porfía. Son como cadáveres vivientes ante la herencia de Bush, es la gran infamia libre de sospecha sobre lo que él mismo emprendió: una guerra sin cuartel, bestial y profunda sin venir a cuento, cuya resaca sufrimos ahora en todo cuanto nos rodea, aquí y allá, dentro y fuera de donde se toman las decisiones y se juega con el mundo como Chaplin lo hizo con un globo para desmontar con ironía la crueldad de un sanguinario. Entonces, ¿Cómo no todo va a ser posible?. Incluso las palabras hermosas de McCain en la derrota ante Obama han tenido lugar. Con algo que nos quede, es suficiente, con la ilusión de Obama y la solidaria manifestación de júbilo por algo que quizás no tarde en cambiar aunque no llegue a cambiar del todo pero en el reto para intentarlo queda la misma capacidad por ilusionarse ante la crisis y sentir lo que trasciende como en el resto del mundo, país por país, lugar por lugar, rincón por rincón. Ese es al menos el común denominador que uno ha encontrado a través de internet conjugando un verbo con esperanza. Por tanto, que falta hacía -pero a ver quien le pone el cascabel al gato- que todos los medios de comunicación españoles nos advirtieran que no estamos en crisis y desembarcaran en la jornada electoral USA como si se tratara de un mundialito o de otro descubrimiento de la América de Colón en el postre. Ha debido de haber más periodistas españoles que senadores proclamados, y ello quiere decir que una de dos: o estamos locos o esto es jauja. ¿A quién le explica hoy la prensa para qué sirven las nuevas tecnologías sino para procurar la inmediatez informativa?.
Por eso, todo es posible.