Viendo la masacre de Israel sobre Gaza no sabe uno muy bien a qué atiende el concepto de la Alianza de las Civilizaciones, la inoperancia de la ONU y la hipocresía de la Unión Europea. No tenía mejor mensaje la precampaña electoral israelí que lanzar la invasión de Gaza a golpe de sangre y muerte como para recordar acaso otras invasiones terribles que dieron después con el genocidio judío mientras una Europa ardía en fascismos y otra se lavaba las manos hasta que les saltó en ellas la mina del drama. Sucedió una vez y tócala otra vez que ahora la lección de los judíos se la pasan en pasiva a los palestinos mientras en el resto del mundo rumia la provocación de los terroristas de Hamás. Al final, el terror se sale con la suya: se crea la naturaleza explosiva y se detalla la geografía donde hacerla estallar entre las víctimas habituales. Mientras tanto, es curioso observar cómo alguna canalla carga sobre el traje de chaqueta y pantalón que llevaba la ministra de Defensa en la recepción real de la Pascua militar. Sólo faltaba en este país que el detalle pasara desapercibido para el protocolo, que es ese otro concepto del cinismo hecho ciencia, materia de estudio en la carrera diplomática en lugar de otras asignaturas un poquito más preclaras para acudir con la palabra y no con el lanzallamas a la hora de resolver un asunto. ¿Surrealismo?
Confieso que estos primeros días de enero del año en curso tienen algo de rebaja en lo que se refiere al razonamiento simple. Vean por ejemplo al ministro de Trabajo. Guardo unas declaraciones suyas en torno al desastre que han supuesto las prejubilaciones, en la banca, en los teléfonos, en las fuerzas armadas (sí en la mili con galones también, sí), y... en RTVE. Pues bien, si resulta que entre todos pagamos el asunto de marras, ¿me quiere explicar el señor ministro de Trabajo cómo es posible que se siga aplicando el Expediente de Regulación de Empleo en RTVE y se mande al personal con cincuenta años a calentar pasillo, pero el de su casa?. ¿No es otro absurdo dentro de lo mismo?. ¿Quién paga?. ¿El ente? ¿El ínclito director de RNE zote y azote de “La noche menos pensada” y autor de madrugadas delirantes de bazofia como de las que uno tiene la obligación de pasar?. Ya dije que debe de ser cosa de estos fríos pero uno supone sospecha que todo está repartidito, como las transferencias autonómicas, como las autonomías también, repartiditas políticamente según ese concepto que se enmarca en los intereses de uno y otro signo. En este monopoly, por ejemplo, Castilla León tiene de Ruta de la Plata el sambenito pero no la seña de identidad, tiene vía de tren pero no se inquieten que ya la desmontan, para que no haga feo y es ahí por donde interesa que la finca quede bonita por aquello del Románico, la torcaz y el palo del 7 bajo par.¿Surrealista?.
Y hablando de pares, uno puede coger gratuitamente en las puertas del Clínico el “Diario Médico” y como cita del día leer ésta de Dalí: “La vida es aspirar, respirar y expirar”. ¡Leche! ¿En las puertas de un hospital?. Pleno surrealismo.
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